Tocando fondo. [ Privado. ]

Desde aquella pelea todo había cambiado, había probado la sensación de la derrota de una forma humillante, y acto seguido se la había pasado creando locura tras locura, motivado por su frágil orgullo totalmente herido. Había perdido algo valioso, y era tan joven e inconciente que no se daba cuenta de lo poco importante que era eso. Se sentía impotente y totalmente inútil, pensaba que no podría avanzar nunca en aquel juego, que era algo inalcanzable. Pensaba que los deseos de descubrir su identidad nunca iban a escalar, y su mente se había cerrado en ello. Nunca se habría imaginado que ese factor era tan sólo una de las características de su generación, pero no tenía la capacidad para siquiera considerarlo, tampoco para notarlo.

En ese día se había metido a un baño público, en donde se encontró a un punk dentro. Entre insultos y demás, comenzaron a entablar pelea. Como llevaba comiendo poco en esos días, no tuvo la fuerza para ganarle y fue impactado contra los espejos, provocando una herida en su cabeza y hombros. El hombre al ver la sangre salió corriendo, y el servicio secreto no tardó en saber del incidente para cubrirlo de los civiles.

Una ambulancia privada le llevó a un hospital protegido por el gobierno, en donde pasó horas enteras dormido. Su madre había ido a visitarlo y había insistido en quedarse, pero fue forzada por el servicio secreto a quedarse en casa y esperar, para no agravar la situación. Despertó después de medio día, y el resto del tiempo quedó sentado en la cama, mirando hacia la ventana. Su madre le había dejado una entrega que le llevaron sus colegas del trabajo, pero el sobre yacía en el buró, cerrado.

Se movía demasiado en el mercado negro, escuchando las noticias de ese ambiente y como si de corredores de ventas se tratase las noticias corrían con precio y el precio indicaba su veracidad. Él prefería quedarse tras una esquina y ver si podía escuchar algo gratis... "¿Te enteraste del lio del verde?" se escuchó en un susurro entre dos hombres, el peliazul agudizó su oído prestando atención. "No... ¿que paso?" un itnercambio de manos y un susurro que era difícil de escuchar "...en un baño con un... la sangre... con un espejo... manchas verdes por todos lados... ocultarlo de los civiles y lo llevaron al hospital especial... no era por una pelea de igra... un punkillo nada más... no sé..."

Quizás estaba pensando demasiado en el joven... quizás si era él. No perdía nada con ir a ver. Así que se encaminó al hospital secreto, recordaba donde quedaba, tenía que saberlo. Preguntando por un recién ingresado con la descripción, la enfermera le indicó el As de corazones en su cuello y negó con la mano. El azulino aclaró que era una amigo, nada de peleas. Sabía que si peleaba allí dentro no tardaría en tener su garganta abierta por los verdugos.

Cuando la joven le indicó la habitación subió las escaleras hasta esta. Sin tocar se asomó por la ventanilla viendo al peliverde, sonrió al comprobar que si era él y entró sin llamar a la puerta.

- Hey niño. - saludó cerrando la puerta a su espalda y acercandose a la camilla mirando sus heridas. - Woo como te dejaron, ¿cuantos eran? ¿5? ¿10? - tras la broma le miró en silencio por un instante - ¿Te duele? - la pregunt aidiota que todo humano hace cuando ve a un herido... aunque él la hacía por otra razón, sabía que había tipos de sangre que llegaban a inhivir el dolor.

Su sangre causaba un desempeño extra en sus sentidos, y uno de ellos era el tacto, la sensibilidad de su piel. Gracias a ello, los golpes y las heridas dolían un poco más que lo normal, quizás por ello estaba tan serio. Tenía vendas en la cabeza y algunas venditas en las mejillas, también tenía vendados los nudillos. Curiosamente había un parche en una de sus orejas, se le había dañado un poco y por ello no había ido a trabajar en unos pocos días. Lentamente giró el rostro hacia el ajeno y lo observó durante unos minutos sin mencionar palabra, quizás así se iba.

Al notar que no se alejaba se llevó una mano hacia el cuello y de la bata sacó una placa más, era un tres de tréboles. Se retiró la cadena y la ofreció al otro, con el naipe girando suavemente en el aire, se la estaba ofreciendo.- Tómala y vete. No me molestes más.

Estiró su mano acercandose como si fuese a tomar el naipe, en efecto lo hizo, pero lo dejó sobre la mesa de noche, mirandolo serio y cone l seño fruncido. - ¿Crees que vine por eso? ¿Crees que quiero que me REGALES tus naipes? No es como pienso ganar el jugo, niño. Si en algún momento quiera tus naipes, pelearemos. Y lo haremos cuando estés sano. No ataco heridos. Tengo ética. - se notaba algo ofendido por el tono que utilizaba.

Acercandose una silla al lado de la cama se sentó en la misma y se inclinó subiendo los pies al borde de la misma. - ¿Qué te ocurrió? ¿Estás bien? ¿Cómo está tu madre? -

Vió cómo le quitó el naipe y se mordió el labio inferior con algo de fuerza, cerrando los dedos en el aire y luego bajando el puño hasta la cama, en donde lo dejó inmóvil. Dejó sus ojos sobre sus propias piernas, estaba sereno pero claramente perturbado.- No lo sé. -Mencionó ante la primera pregunta. Sus dedos se fueron cerrando contra la sábana blanca que le cubría. Una bolsa de sangre verde colgaba en el aire, mostrándose cómo esta iba llenando las venas del chico. El peliverde tenía el cabello liso al no estar ni siquiera peinado, descansando en capas en la nívea piel de su nuca hasta el inicio de su columna. Se abrazó despacio.- No la hé visto ... ¿Qué es lo que tú quieres aquí?

Le miraba mientras se balanceaba lentamente en la silla, le veía tan vulnerable, inocente... sin todo ese ambiente alrededor, parecía alguien más... con el cabello así parecía incluso un poco femenino y claramente actractivo... incluso con las vendas que le hacían ver más vulnerable. Sentía ternura por él y comenzaba a sentirse culpable de tener ese naipe en su pecho... era como haberle quitado un juguete a un niño despiadadamente.

- Al enterarme que un sangre verde se hirió vine a ver si eras tu... Quería saber como estabas y si necesitabas algo. - estaba admitiendo que se habia preocupado. La verdad era que le nacía la necesidad de cuidarlo.

Sus ojos parecieron despertar un poco de su adormilado aspecto al haber escuchado sobre su preocupación. Por unos minutos le miró sorprendido, realmente era creíble que hubiese ido a verle. Estiró la mano hacia las ajenas y la sujetó, acercándola hacia su propio cuerpo y colocándole la palma en contra de su pecho, justo sobre su corazón. Sonrió nervioso, como si no supiese cómo tocar el tema.- ... No entiendo lo que soy, Sadist. Después de nuestra batalla, siento como si hubiese dejado de ser yo ... No puedo dejar de pelear. - Cerró sus dedos fuertemente en los suyos e inclinó el rostro para apoyar sus labios contra la muñeca opuesta.

Las patas de la silla golpearon el piso cuando fue acercado, se levantó para quedar más cerca de él y sintiendo la piel calida contra su palma suspiró, se quedó mirando al joven mientras hablaba y bajó la mirada - No debí decirte nada entonces... ¿por que peleas tu? - maldijo internamente su ser al verse preocuparse tanto por el peliverde. Miró a la puerta y luego al joven de nuevo. Alzó su mano para que este alzara su mirada, apenas le rozó el mentón - No hagas estupideces, piensa en tu madre, seguro te ama mucho y si se entera que estás en estas idioteces le darás un ataque cardíaco. - se acercó un poco más - Incluso si te pasa algo... no te lastimas tu solo... - intentaba darle un poco de conciencia que los adolescentes carecen, sobretodo en ese ambito.

Sus dedos apretaron su mano con mucha fuerza, mientras el otro le levantaba el mentón para que finalmente los ojos de ambos se encontraran de forma fija, en una situación inusualmente cercana que nunca había imaginado. Ahí estaba él, un mero asistente de Barman que hace algunos días era el más grande seguidor de ese hombre y ahora le tenía ahí, a su lado y con la capacidad de poder tocar su mano. Se perdió en sus ojos unos momentos ante todas las ideas que le cruzaron por la mente, y luego sus dedos se fueron entrecerrando con los ajenos. Los párpados se le entrecerraron con suavidad, y sin darse cuenta su respiración se aceleró un poco, reacción que el otro podía sentir perfectamente con su mano.

La hiperventilación del otro le hizo quedarse extremadamente quieto, no sabía si era pro dolor o por que se ponía así. Lo último que pasaba por su cabeza era que esa persona sintiese fanatismo por él, por el contrario. En todo momento le trató como uno más y si le enviaba merchandaising era solo para molestarlo. Se inclinó un poco para susurrar casi sobre sus labios intentando asegurarse que su respiración siguiese siendo fuerte y cálida - ¿Estás bien...? - ahi notó que nunca le había dicho su nombre...

Ya era la tercera vez que se veían, habian luchado, él lo había visto semidesnudo y aún no sabía el nombre de ese peliverde que le preocupaba. - ¿Cómo te llamas?

Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando el cálido aliento del otro le frotó los labios. En ese momento le necesitaba, realmente necesitaba que algo le llenase el vacío que estaba sintiendo dentro, y que algo controlase la locura que poco a poco se había estado desenvolviendo en su mente.- Gabriel.. Gabriel Illustrous. -Contestó. Su primer nombre era normal, pero el segundo realmente era llamativo, pues aquel apellido pertenecía a uno de los científicos que habían iniciado a la generación de los Coral, y no era que los científicos diesen sus apellidos a los proyectos como si fuesen sus hijos, había algo con ese chico. -Sus manos poco a poco fueron retirándose de las ajenas y se elevaron hacia las mejillas opuestas, y después de sostenerle un poco sus labios dejaron apenas un muy pequeño beso sobre sus labios, probándolos. Se apartó despacio después del hecho y sólo sonrió.- Tan sólo unos pocos días de descanso y estoy como nuevo, torpe.

"Ilustrous..." de algo le sonaba ese apellido... quizás lo había escuchado en algún momento, aunque no era común, quizás lo leyó en algún lado... o...

Recordó a su infancia, a los científicos... alguien había mencionado ese nombre o quizás alguno no muy importante llevase ese nombre...

Se interrumpieron sus pensamientos cuando el beso le calentó los labios, últimamente comenzaba a sentirse especialmente atraído por el peliverde y aquel beso solo le hizo disparar su capricho. Se acercó un poco más y sujetandole el mentón le devolvió el beso de forma más profunda, más prolongada.

No esperaba que le devolviese el beso, menos de esa forma. Apenas la sensación cálida de los otros labios se unió a los propios sus brazos se elevaron y le abrazaron del cuello con fuerza, apegándole contra su ser. Adoraba el calor de ese ser, y sabía que no sólo era desesperación por tener a alguien con él, realmente adoraba a ese individuo, y estaba enamorado del sonido de su voz, el cual le encantaría escuchar en persona todas las veces que pudiese, y acercarle en todas las ocasiones posibles. Sus dedos se envolvieron entre sus cabellos y los acariciaron despacio, la fuerza de ese beso le estaba calentando y en un instante soltó un jadeo dentro de su boca.

Para su sorpresa le continuó, no se apartararon ninguno de los dos. El peliazul lamió los labios ajenos intentando saborearlos, volvió a lamer empujando un poco su lengua al interior ajena y lamiendo repetidas veces logró finalmente que el menor abriese su boca aunque fuese para emitir un jadeo. Se separó un poco para dejarle respirar y bajó a su cuello donde besó hasta llegar a una venda. Allí sonrió. - No pensé que a alguien como tu le gustasen los besos de alguien como yo. - susurró y volvió a mirar a la puerta vigilando que nadie se acercase. - Tampoco es el lugar. -

Un suave reír salió de su garganta al escuchar ese comentario. ¿Para qué se hacía el tonto? Realmente le gustaba esa persona, no específicamente por su fama, dinero o por que había sido un fan desde hace mucho, realmente le atraía el bastardo que había conocido detrás del telón, y no quería apartarse de él. Sus brazos bajaron hasta rodearle el torso y recargó su cabeza contra su pecho, acomodándose en su calor. Cerró los ojos y soltó un suave suspiro.- Entonces vámonos de aquí ... Este lugar me está poniendo enfermo... Más de lo que ya estoy.

Le abrazó con cuidado, no quería hacerle doler más de lo que ya debería, las heridas con vidrio dolían, lo sabía por propia experiencia. Inclinó su rostro para besar de nuevo sus labios, le gustaba su sabor y textura, se notaban que eran labios jovenes y al parecer, al menos en primera instancia, sin demasiada experiencia. Cosa que alteraba más al peliazul que deseaba enseñarle... deseaba poder "moldearlo" a su gusto, sobretodo a aquel hombre que se asemejaba más a una sirena por su cabello, piel y silueta.

Sus manos bajaron por sus hombros con suma suavidad, apenas roces y comenzó a acariciar su cintura explorando la forma de esta. - No deberías... aqui te curarán y esas heridas se pueden infectar... a parte te golpeaste la cabeza. Sería conveniente que te quedases una noche más. -

Sabía que no podría discutir contra esos argumentos, de ninguna manera. Se acomodó en la cama para demostrarle que se había resignado y cuando se giró para acomodar la gran almohada miró un sobre amarillo sobre su buró. No lo había notado hasta ahora, y segúramente lo habían dejado cuando estaba inconciente.
Pensó que eran papeles médicos sobre él, y eso le causó una ligera emoción por descubrir la verdad de esos archivos. Tomó el sobre y comenzó a deshacerle el pegamento que lo sellaba, después metió la mano y sintió un plástico plano... Era un disco. Levantó la vista hacia el otro y lo miró como si buscara en sus ojos la respuesta a la llegada de tal objeto, el cual sacó lentamente hasta fijarse con la portada.
Su corazón comenzó a acelerar sus latidos, mientras sus ojos sorprendidos miraban la cubierta.

Notandoq ue se resignaba sonrió murmurando un "Buen niño" mientras acariciaba un poco más profundo colandose por la parte trasera de la bata. Cuando se removió para tomar el sobre lo soltó un poco dejando su mano apoyada en su regazo. Cuando vio que su expresión cambiaba por descubrir el disco en su interior sonrió y se acercó para besar su cuello tomando confianza extra en el cuerpo ajeno. - Una dedicación especial~ - murmuró dando una ligera mordida en su cuello.

Un escalofrío le pasó por el cuerpo, pero uno bastante agradable, pues había sido causado por la mordida en su cuello creada por el otro. Cerró los ojos despacio, quizás no le había molestado demasiado la conquista de su As si estaba siendo usada para esas cosas, en si todo el Igra había perdido sentido al encontrarse a lado de aquel peliazul, que de algún modo llenaba el vacío que aquel juego colocaba en su interior, un vacío que no entendía. Sus manos se aferraron a los costados del otro y luego buscaron meterse hasta su piel, acariciándole con los dedos los costados y luego desviándose a su espalda para acariciarlo. Sus labios se abrieron y dejaron un beso sobre su mejilla, luego un murmullo.- Ya quiero salir de aquí y acompañarte...

- Vendré mañana ¿Te parece? - murmuró contra su oído al sentir al otro besarle la mejilla de manera dulce y calida... se apretó contra él antes de separarse observandole con una sonrisa ladeada. ¿Que diablos pensaba? El crio tenía solo 19 años y él ya era mayor para él, con un mundo totalmente diferente y... solo le haría mal. Pero comenzaba a sentirse demasiado atraído por el peliverde...

No debía pensarlo demasiado, seguro que si lo hacía terminaría alejandose y no era lo que quería, por eso era mejor seguir un momento más así.

Robó un beso de sus labios antes de cortar contacto apartandose. -Intenta relajarte y preocupate por mejorar. ¿que dices si cuando salgas vamos a ver una pelicula y un helado~? - sabía que su guardaespaldas no le dejaría ir solo, pero ya se las arreglaría, lo hacía abstante bien últimamente.

- Me parece bien..~ -Murmuró de nuevo pero ahora sobre sus labios, los cuales besó un par de veces como si no deseara apartarse de ellos. Trataría de dormir todo el día, y de esa forma conseguiría almenos reponerse un poco. Su oído ya se estaba mejorando al no encontrarse aturdido, suponía que después de unos cuantos momentos ya podría levantarse. Tomó el disco y lo levantó, sonriendo un poco.- Tendré algo que leer y escuchar mientras no estés. -Hizo una carita y un puchero infantil, abrazando el disco.- Apuesto a que lo obtuve antes que todas esas locas idiotas que babean por tí. - De repente se imaginó como Lindsay Lohan y Samantha Ronson siendo perseguidos por las cámaras, un cantante y un DJ del mismo sexo. Se le puso algo pálido el rostro al considerar la relación.

Asintió y le dedicó una sonrisa - Antes que nadie. Apenas llegó a mis manos te envié una copia~ Lo mereces por lo que tiene la tapa. - se acomodó un poco la ropa, como no había venido con nada solo se alejó. - Intenta dormir, mañana vengo a más o menos la misma hora. - Le guiñó un ojo antes de salir de allí cerrando la puerta a su espalda.

Mientras avabzaba en el pasillo comenzó a pensar llevando sus manos a sus bolsillos. El peliverde era tan joven y ese juego tan peligroso ¿acaso sabría aunque sea las reglas, los riesgos, que no eran solo los jugadores de quien había que cuidarse...? Supondría que si... o eso quería pensar. Sintió la ligera sensación de ser observado... se giró y miró alrededor pero no notó a nadie... quizás solo estaba nervioso asíq ue simplemente se retiró. El menor estaría seguro allí, era zona neutral.