El inicio de mi maldición. - Privado.

Un muchacho de cabello verde se encontraba subiendo las escaleras hacia el balcón correspondiente al DJ. Aquel sitio era un prestigioso Antro-Bar, famoso por las habilidades de su único barman que era capaz de atender a todo el antro por su cuenta mediante hábiles malabares y diestros actos con los vasos, pero de ahora en adelante ese antro sería reconocido por algo más, y se relacionaba por el muchacho de cabello verde que ahora se colocaba frente a la mesa de DJ y comenzaba a conectar dos Mac a esta, luego empezó a configurar algunas opciones para él mismo.

El chico era el asistente del Barman, pero debido a que este último era independiente el peliverde únicamente se dedicaba a lavar los vasos y a pulir la cristalería, aunque no era algo que le incomodase. No obstante, ese día el DJ original había recibido una visita de su novia, y mientras fornicaban en uno de los almacenes le pidió al muchacho que lo cubriese... Bien por la discoteca, mal por el trabajo del sujeto. - Un poco más.. Tsk, ese imbécil usaba Windows y me lo dejó todo revuelto... Bueno, no es un gran problema. Sólo necesito reiniciar el sistema de aquí y ... ¡Listo! - Colocó las manos sobre el tablero y comenzó a familiarizarse con todas las filas de botones, no eran muy distintas a las de su trabajo habitual, así que podría arreglárselas.- Todos ustedes verán lo que puede hacer un apasionado de la música, que a pesar de no haber nacido con talento instrumental o vocal, puede lograr esto... ~ -El ritmo cambió súbitamente al presionar un botón, lo que llamó la atención de todas las personas. Acto seguido, sus manos tomaron pocisiones y mediante una mezcla exacta de ritmos, sonidos y efectos, la música dió un giro radical hacia la energía y euforia, provocando un arranque de adrenalina en todos los presentes en la pista, intensificando sus movimientos y colocando un ambiente increíble. Incluso las típicas personas que sólo se acercan a las discotecas a encontrar chicas tomaron la iniciativa para acercarse a la pista y comenzar a bailar aunque no supiesen la manera, pero eso era lo que hacía interesante ese momento: Todos eran iguales en ese instante, donde el único requisito para entrar a cualquier grupo en la pista era el tener las ganas para divertirse. Sólo había unos pocos en la barra, pues incluso la pista llamó más la atención que esta, y estaba a reventar. Sabía que las personas habían acudido al sitio no para verlo a él, si no por que había un invitado especial...

Dentro de un camarino en la parte trasera del local se encontraba el peliazul. La música llegaba allí de manera amortiguada y cuando esta cambió abruptamente el peliazul frunció el seño mirandose a si mismo en el espejo, pero este nuevo ritmo enseguida le hizo estremecerse y cambiar su expresión. Bajó la mirada a la cantidad de maquillaje, tinturas, spays, perfumes y accesorios que tenía delante. Comenzando a colocarse el collar prestaba atención a aquella música. Le habían comentado que allí pasaban buena música pero aquello era un orgasmo sonoro recorriendole su cabeza como una patada electrica.

Terminó de alistarse y se levantó cuando dos golpes en la puerta le anunciaron que en un rato saldría al escenario. Sería una presentación sencilla, solo un par de canciones, un saludo, propaganda a su concierto el próximo fin de semana y estaría en el hotel antes de la una de la madrugada. Aunque ahora dudaba si irse del hotel o encontrar una manera de disfrutar un poco más de esa música, quizás una peluca...

Salió del camerino con ese pensamiento en su cabeza pero cuando la puerta se abrió y la música le llegó con todo su poder sintió como si el elixir más poderoso pasase por sus venas estremeciendo cada célula de su cuerpo invitandolo a bailar. Definitivamente quería conocer al DJ de ese local.

Vestía con unos pantalones negros ajustados de tela y toda la pierna estaba decorada con hebillas que lo ajustaban, desde su tobillo hasta sus muslos donde en el cinturón colgaban algunas cadenas y en sus eslabones las tres cartas que tintineaban. Por encima un tapado blanco abierto dejaba ver su pecho desnudo y el tatuaje en sus costillas así como brillante el piercing de su ombligo que ostentaba una piedra azul. Su cabello peinado lacio delante y todo parado con spray en la coronilla y nuca le daban un aspecto algo violento, más con aquella sonrísa algo psicótica que le dedicó a la mujer que le indicó el camino al escenario y le acomodó el microfono en su cintura y oído. Solo esperó su turno mientras disfrutaba la música.

- Las vibraciones de cada aparato me hacían gozar por dentro lo que mis dedos podían hacer. Mis habilidades lograban cautivar a las otras personas y si yo quisiera, las podría hacer rendirse a mis pies gracias al poder de la música. Me aseguré de que ningún lapso fuese repetido, tedioso o aburrido, tenía en mi mente todo el repertorio que había disponible en la discoteca y cada vez se me ocurrían combinaciones nuevas. Mi cerebro era prácticamente una biblioteca de notas y melodías, que se juntaban y construían por inercia e instinto... Supongo que a eso es a lo que le llamamos "Talento". Pero yo no era nada comparado con la persona que se encontraba pisando el mismo suelo que yo, respirando el mismo ambiente que yo y escuchando las mismas cosas que yo elaboraba... Ese hombre era especial, su voz lo era y al igual que yo ambos éramos fanáticos de la música, o eso quería pensar. Últimamente había muchos artistas falsos que simplemente prestaban sus caras para-... No, Sadist era real. Podía sentirlo, de alguna manera yo tenía una percepción extra para conocer las intenciones de los sentidos, en cierto modo. La voz de ese artista era auténtica, poseía valor y transmitía el alma del ser; sí... Él era real.- Una sonrisa apareció en sus labios.

Le hechó una mirada a la hora en una de las mac, quedaban cinco minutos para que llegase la hora de presentar al otro. Comenzó a bajar la intensidad de la música, como si estuviese preparando a las personas para otro nuevo ambiente, pues el cortar el ritmo de golpe sería una total grosería, además de que quizás recibiese insultos por ello. Cuando todo estuvo listo y la euforia había tomado un nivel bajo, tomó el micrófono y lo encendió, hablando sobre este en un grito.- ¡Con ustedes, nuestro invitado especial! -En ese momento la música de las mac y el tablero se desconectó, dando pie a la otra. La atención pasó a otro lado, y todo había terminado. A pesar de ello, una gran sonrisa se lucía en sus labios, incluso mientras guardaba las computadoras para el otro DJ. Bajó de aquel balcón y apoyado en contra de una pared (Que curiosamente a lado había una puerta que daba hacia los camerinos y lockers) observó el espectáculo.

La música comenzaba a cambiar, el ritmo mutaba y se moldeaba se forma increíble sin parecer artificial, era difícil seguirle pero a la vez natural. El peliazul notó como la música le hacía calmarse y bajar aquella electricidad en su cuerpo, cerró sus ojos dejando que esta fluyese y sintió la presentación seguida por una palmada en su espalda que le indicaba que saliese. Los pasos habrían sonado pesados al trote que hizo al escenario por las plataformas que tenían sus botas, abrendo los ojos al llegar al escenario se acercó al mismo borde donde varias manos se alzaron con la esperanza de tocarle pero solo la cola de su tapado rozó los dedos de sus fans. La sonrisa psicópada afloró en sus labios y tomando aire gritó a todo pulmón - ¡¿Cómo están gente?! - la música comenzó a sonar de manera agobiante indicandolas primeras notas de un éxito que aún sonaba en las radios - ¡¡No los escucho!! - el público respondió con un grito mientras el azulino recorría el escenario en un giro alzando sus brazos. Las luces le iluminaban haciendo resaltar el blanco de su tapado y los detalles en metal... sobretodo las chapas colgadas de su cadera por un instante hasta que el tapado las cubrió cuando se quedó quieto y la prenda cayó sobre sus caderas y piernas.

Su voz potente y profunda comenzó con la canción, su rostro se mostró concentrado por un instante acomodandose a la música de manera intintiva y entregando cada fibra de su garganta a las canciones que cantaba así como cada gota de su energía en ese escenario.

Y finalmente le ví en persona. En ese momento recuerdos del montor de mi computador llegaron a mi mente, de cómo cada vez que encendía la máquina primero entraba a Twitter para ver las novedades de aquel ser. Si no encontraba alguna, me lanzaba hacia su página oficial para encontrar datos, o almenos consolarme con alguna entrevista grabada o una sesión fotográfica. Aquel hombre era mi inspiración e ídolo, y finalmente estaba a unos metros de mí. Mis manos se pasaron por mis brazos para frotarlos despacio, pues no había poro de estos que no estuviese estremecido por el tono de su voz. - Sus ojos se quedaron fijos en el rostro del otro, contemplaban su cabello, sus ropas y después los ademanes de sus manos que no hacían más que expresar palabras mediante señas, algo que siempre le había gustado.

Quería acercarse, decirle que era un gran admirador y que le gustaría poder trabajar para él en alguna ocasión, pero no podía, no con ese nido de mujeres (Y algunos hombres) amontonados enfrente del escenario, no le quedaba más que resignarse. Disfrutó el espectáculo unos momentos más, y cuando terminó se dirigió hacia la parte interna del sitio, estaba dispuesto a salir temprano hoy. De alguna manera se sentía triste por la distancia entre ese ser, así que tuvo ganas de descansar y recuperarse para otro día. Avanzó hacia la zona de los locker y comenzó a buscar sus pertenencias, pues compartía dicho con un compañero muy desordenado.

Un show de tan solo 20 minútos, nada demasiado complicado aunque se extendió más de lo que esperaba, el contrato había sido de dos canciones y terminó cantando tres después de que por interno se lo ordenase su manager que al parecer lo acababa de acordar con el dueño del local. No es que no pudiese improvisar, claramente podía, pero le molestaba que sus planes cambiasen, sobretodo por que al mirar repetidas veces al balcón del DJ la veía vacía y solo una sombra contra un lado. Decepcionante no poder ver quien era el ser capáz de manipular la música así.

Al bajar del escenario y caminar por la parte trasera de este recibió una botella de agua y una toalla con la cual secar el sudor que caía por su rostro. Las luces y el esfuerzo de su canto le agotaban. Solo se acercó a la mujer que parecía la coordinadora - Quiero ver al DJ que estaba tocando antes de que yo saliese. Envienmelo al camerino en 10 minútos. - No "por favor", no "gracias", no "si es posible". Acostumbraba que se le cumpliesen todas sus exigencias, y si eran pedidas de esa manera la gente se desvivía por cumplirlas. Y así fue, pues pudo ver como la mujer enseguida salió en busca de esa persona.

Conforme fue a su camerino donde podría asearse un poco y cambiarse de ropa, solo se quitó el tapado quedando con su pecho al descubierto y mojando su rostro se refrescó un poco.

Una pelota de futbol americano ... Una caja de condones con sólo dos paquetes dentro ... ¿Una banana? - Su rostro parecía encontrarse cada vez más aterrado de lo que veía dentro de ese locker compartido, incluso puso una cara de asco al relacionar a la banana y a los condones. Tiró estos al suelo del locker y ahí entre la basura encontró su pequeña mochila, la cual tomó y sacó de golpe, colgándosela en el hombro. Con cierto fastidio pateó la puerta para cerrarla y luego colocó el candado de combinación, así, con cara de pocos amigos se encaminó a la puerta, pero la coordinadora se interpuso.- La miré durante unos instantes, ella no solia ser de muchas palabras. La esquivé por un lado y se atravesó, lo intenté por el otro e hizo lo mismo... Bien, eso significaba que yo no me iría hasta que cumpliese lo que quería.

Solté un suspiro y relajé mis hombros para que supiese que estaba rendido, pero cuando ella se confió me lanzé corriendo por un costado para escapar. ¡Casi lo lograba, casi lo lo ... ¡¡AAAAH!! ¡Esa loca se me lanzó encima y me tacleó al suelo. Me tomó de un tobillo y con esfuerzo me empezó a arrastrar, definitívamente algo debía hacerse con urgencia. Me dejó ponerme de pie cuando lo intenté y luego me dirigió a un camerino, dejándome en frente de la puerta y tocando un par de veces.

Un momento ... El único artista invitado era... Abrí la puerta de golpe sin esperar llamado y le ví, a dos metros de mí ... Blue Sadist.

Se quitó el collar y estaba quitandose el pantalón apenas abriendo su cinturón y zipper cuando le tocaron la puerta, no llegó a abrir la boca cuando vio por el reflejo del espejo como la puerta se abría dando paso al peliverde. Su sonrisa se asomó en sus labios.

- Hello~ - saludó con naturalidad volviendo a subir su zipper y girandose para verle frente a frente. Sin el tapado las cartas colgaban entre las cadenas y adornos de su pantalón. - HE de suponer que tu eres el DJ de este lugar. ¿Cómo te llamas? - fue directo mientras apollaba su trasero en el respaldo de la silla que usaba frente al espejo. No mostraba menor pudor en estar con el cinturón abierto y sin camisa, se había sacado fotos peores.

Lo primero que tuvo a la vista fue el pecho del otro, lo que repentinamente causó un rubor en sus mejillas, pero un brillo llamó su atención... Tenía tres naipes del Igra. Un sobresalto pareció estremecer su cuerpo... De seguro ese hombre había visto la placa de su cuello e iba a atacarle. Toda su mente pareció nublarse e incluso se posó una oscuridad en sus ojos al agachar la cabeza, mientras cerraba la puerta y aplicaba seguro. No tenía sus armas a la mano, tan sólo una navaja en el bolsillo de su pantalón sólo en caso de riesgo. Sacó esta y la colocó al frente, con el filo hacia abajo. Su mente no había desaparecido, pero había nacido una gran actitud defensiva en él.

- No pensé que exactamente tú pertenecieras al Igra ... Pero no pienso dejarte el trabajo fácil. -Sus celestes orbes enfocaron a los ajenos, dispuesto a recibirlo.

Ni bien notó el cambio del otro y al tenerlo cerca notó la carta en su cuello, la acción de sacar la navaja le hizo ponerse a la defensiva también bajando su mano y desenganchando de manera ágil la cadena de su cinturón en ambos extremos la tomó entre ambas manos sujetandola a modo de defensa para detener cualquier cuchillada. Su mirada cambió a una serie al igual que su expresión, sus piernas se separaron un poco y su cuerpo se agacho listo para atacar o defenderse a cualquier movimiento. Sabía lo que significaba ese naipe, y si el joven tenía un AS había grandes posibilidades de que ya llevase tiempo en el juego.

- Casualidad lo que alguien se encuentra en el escenario. Pero alguien tan joven como tu... - le miraba fijamente y bajando un poco su mirada enfocó a la manera que sostenía el cuchillo. En un movimiento rápido, similar a un espasmo, azotó la mano con la cadena como si de un látigo se tratase. Pretedía, con el mismo enganche que la sostenía al pantalón, y con el azote, lastimar su piel para ver el color de su sangre, no preguntaría abiertamente por su era un humano común.

Aquel acto fue veloz, y el único instinto que tuvo para protegerse fue retroceder, pero el alcance de la cadea llegó a encajarle el gancho en un costado de la palma que sostenía el cuchillo, pero al mismo tiempo la otra mano se estiró para sujetar la cadena por en medio, creando fuerza para que no tirase del gancho y le desgarrase la piel. Apartó la mano herida, que poco a poco comenzó a gotear un color verde de vitae casi del mismo tono de su cabello, y que también ensuciaba la mano. ¿Acaso eso había sido a propósito...? Sus ojos se abrieron sorprendidos.- Ese hombre realmente quería conocer el color de mi sangre, ¡Él lo sabía! ¿Entonces él era alguien como yo ...? ¿Alguien anormal? -Tiró con fuerza de la cadena y le intentó jalar hacia si, lanzándole un tajo a las manos que sujetaban dicho objeto de plata, quería saber si había encontrado a alguien que pudiese ayudarle con la verdad de su identidad.

Cuando la cadena fue detenida quedó tensa entre ambos con apenas unos cuarenta centímetros entre su mano y la ajena. Su mirada se mantenía fija en el lasangre del otro por lo que pudo ver el movimeinto de la mano enseguida. Soltó la cadena y apartó sus manos cuando fue atraído escapando de la hoja de la navaja aunque un ligero corte raspó ardiente su piel. Enseguida cubrió el corte con su mano sana y retrocedió.

- Verde... ¿Qué edad tienes? - dijo recordando como algunos de sus compañeros tenian ese color en su sangre. Tenía nociones de generación anterior pero no de una posterior, solo rumores que había escuchado... No conocía la generación Coral y era improbable que ese "niño" fuese de su generación, mucho menos mayor.

- 19... - Respondió, pero no entendía qué tenía que ver su edad en todo eso, pues él no sabía absolutamente nada de ese pasado. El ver que se cubría la mano le dejó mucho más tenso y confundido que el haber visto un color alguno. Algo estaba ocultando, y eso sólo le afirmaba que realmente estaban caminando por la misma línea de misterios. Soltó la cadena e incluso el cuchillo, los cuales cayeron al suelo sin ningún objetivo más y asi, caminó hacia donde él se encontraba y le sujetó de los brazos, sacudiéndolo un poco.- ¡Oye! ¿¡Qué me está pasando!? Tú eres igual que yo, ¿Cierto?

Levantó la mano y le dejó cerca del rostro la mancha de verde que ensuciaba la palma para que la pudiese ver más de cerca y entendiese su desesperación.- ¡Yo soy el único así, y sé que esto no es una mera enfermedad, como mi madre dice...! ¿¡Qué demonios soy, Sadist!?- El respeto por esa celebridad había desaparecido, pues un fanatismo era mucho menos importante que su realidad, algo que siempre había querido saber.

El sonido metálico de las armas caer al piso le hizo tensarse más por que el otro se le vino prácticamente encima sacudiendolo. Apretó con más fuerza su mano sintiendo la humedad contra su palma de la sangre propia que salía de aquel tajo. - Calmate niño. - era obvia la desesperación del otro y la necesidad que tenía por descubrir un poco de la verdad de su vida. Pero... tenía 19 años... era tan joven... ¿Entonces si hicieron una nueva generación?

Se sintió algo emocionado al saber eso, como si un morbo oculto fuese alimentado, más como él, aquellos inmundos científicos habían seguido con sus experimentaciones y por alguna razón... No... todo encajaba, los soldados rusos. Debía haber sido demasiado joven cuando fue sacado del laboratorio. La frustración le asechó por tener tantas pregntas que el peliverde no podría responder.

- No te sientas tan especial, niño. - dijo y lamió la mano ajena que tenía a centímetros de su mano recogiendo un poco de aquella sangre con la punta de su lengua y alzó su propia mano sacando la opuesta dejando ver la herida. Estaba manchada a su alrededor dejandola piel un poco más amarillenta, enseguida del corte comenzó a condensarse una gota de una coloración anaranjada fuerte, brillosa y densa como la sangre normal. La gota cayó por la silueta de su mano hasta su muñeca donde se perdió entre las pulseras de cuero que le apretaban la piel. - Somos y no somos lo mismo a la vez. -

Se quedó mirando la herida durante largos momentos, y al ver la sangre de ese tono apretó los labios, definitivamente había algo extraño en ambos, quizás de la misma fuente o quizás no. Sus ojos se fijaron en los ajenos y con una aparente insistencia y perseverencia le miró. La mano que todavía le sujetaba de un hombro poco a poco aflojó su agarre con calma y luego, se dirigió hacia su mejilla. La tocó como si hubiese esperado hacer algo semejante desde hace mucho tiempo, pero ahora había sentimientos de desesperación, duda y admiración revueltos. Llevó la mano hacia los cabellos ajenos y los apretó, pero terminó por soltarlos con un gesto lleno de desdén.- Dime lo que sabes. Pareces almenos conocer un poco más que yo.

Alzó una ceja mientras le tocaba, no se movió, pero sus músculos estaban tensos, sospechaba aún que podría atacarle a traición y si bien era contra las reglas teóricas no era exactamente un incumplimiento, y a igual manera, si incumplía las reglas debía estar cubierto. Bajó la vista nuevamente a su naipe y volvió a su rostro notando la confusión de este. - Sientate... no sé mucho de tí. Solo de mí y los que son como yo. - Se sentó en la silla luego de correrla y suspiró apoyando su codo en la mesa.

- ¿No recuerdas nada? ¿Siempre esuviste con tus padres familia? - una sonrisa algo tierna se formó en sus labios, un gesto algo raro en él, más si el otro era fanático y conociese sus sesiones de fotos. Suponía que sería consiente de que artista o no era humano también y no siempre sonreía sádicamente o se vestía como en un escenario.

Le miró fijamente, y cuando este se sentó sintió un alivio por dentro al haberle convencido. Tomó asiento frente a a él y se colocó las manos sobre las rodillas, esperando con expectación. El rostro del menor era pálido, pero tenía una forma exquisita y unos ojos bastante atentos y despiertos. El cabello en capas le daba un pequeño toque rebelde, que se sumaba al de sus ropas en blanco y negro. Se había apretado la mano para tapar la herida, algo que por ahora ni siquiera le importaba.

Al escuchar su pregunta asintió.- Sí, yo siempre hé estado con mi madre biológica y sé que ella jamás me mentiría, pero se rehusa a hablarme sobre mi color de sangre ... De seguro es algo que nos pasó de pequeños ¿No es asi? Quizás nos hicieron algo sin que nuestros padres lo supieran...

Abrió sus labios para responderle y dudó, casi le lanzaba la verdad pero la inocencia del otro despertaba la ternura en su pecho, era una inocencia que le dolía corromper con la cruda verdad. No podía decirle que probablemente su madre no fuese su madre biológica y que era creado por laboratorio... al menos esa era su versión. Apoyó las manos en sus rodillas y suspiró improvisando una semi verdad - Te lo dije, no sé mucho sobre tí... y no recuerdo como fue mi infancia... Solo que viví un tiempo en un laboratorio con otros niños de sangre verde como tu, y más como yo. No sacaban sangre y nos entrenaban... a mi y a los de mi sangre haciamos ejercicio... ustedes... no sé. - se encogió de hombros. - Cuando tenía 17 años me reinsertaron en la sociedad normal y emprendí mi carrera. Al enterarme de Igra quise buscar a más como yo y saber por que nos crearon exactamente... por lo que sé inició hace un tiempo... quizás algo de USA para crear a un super soldado o algo similar. -

Todo aquello era factible en muchas maneras. Si su sangre ya era verde ¿Por qué no sería creíble que existiera un laboratorio para eso? No obstante, algo no cuadraba.- ... No entiendo. Quizás mi madre ... No, ella tiene sangre roja, la ví una vez cuando se cortó accidentalmente con un cuchillo. Quizás llegaron a raptarme cuando era pequeño, no tengo idea. -Se llevó una mano a la cabeza y comenzó a masajearse los cabellos despacio, levantando la vista hacia el.- Bien, si queremos descubrir la respuesta vamos a necesitar llegar a un buen nivel en Igra. -Se puso de pie, mirándolo desde arriba y cruzándose los brazos.- No seré gentil contigo a la próxima vez.

¿Qué había sido eso? Se preguntó después de haberlo dicho. ¿En dónde había quedado el respeto o el amor de fan? Quizás al tenerlo frente a él, las cosas eran menos inalcanzables como se creía, pero aún había una duda.- .. O-oye .. ¿Por qué me mandaste llamar? -Se tomó su naipe.- ¿Acaso querías esto?

Le escuchó y suspiró - Quizás tu generación fue distinta a la mía... - dijo al aire para quitarle ideas. Al escucharle nuevamente abrió los ojos con sorpresa... alguien le estaba... ¿amenazando? ¿un niño le estaba amenazando? Un niñoq ue seguramente podría patearle el culo hasta navidad le había advertido casi en amenaza. No pudo evitar reirse y recostarse en la silla girandose y dandole la espalda para mirarle por el reflejo del espejo. Sololo vio unos instantes antes de cerrar los ojos subiendo los pies a la mesa del mismo y balanceando la silla sobre sus patas traseras.

Pensó que se iría pero al escucharle abrió los ojos de nuevo y le miró. - No, ni había notado que la tenías a decir verdad. - declaró con sinceridad - Tu música. Es increíble. Quería conocerte. -

No le gustó que le diese la espalda, como si ya le estuviese despidiendo. Se acercó al suelo y tomó su navaja, observando cómo había una efímera mancha anaranjada en la hoja. Cerró esta y luego lo miró durante unos momentos, realmente odiaba que le dieran la espalda. Hizo una mueca y avanzó hacia la puerta, colocando la mano en la perilla para girarla, retirar el seguro y abrir la puerta.- Lo sé, pero no soy otro de los sirvientes que llamarás a tu camerino cuando lo desees. -Sonrió con algo de cinismo y salió del camerino, acomodándose la pequeña mochila que ya traía en el hombro, dispuesto a salir del lugar.

El peliazul vio como el otro se retiró sin dejarle siquiera hablar. Al salir el peliverde vería a un hombre de alto tamaño y sobrepeso que le miró con pesadez y entró detrás cerrando la puerta. El hombre miró al peliazúl - ¿Y este? -

El azulino cerró sus ojos y suspiró - Nadie. Solo llevale esto a la organizadora del local. - Tomando una de sus fotos que tenía en una carpeta tomó una fibra y garabateando su firma en la parte frontal de la foto, donde se veía a él mismo en una foro tres cuartos del cuerpo, con una musculosa y una sonrisa socarrona mientras mostraba el dedo medio la camara. Voteandola le escribió un par de líneas volviendo a firmar y la metió dentro de un sobre, en el mismo escribió "To The Green DJ" y se la entregó al hombre que salió con un suspiro.

En el interior, detrás de la foto solo escribió:

Que mal te enseñó tu madre. Solo quería felicitarte por una exelente performance. Y al menos deberías decirme tu nombre.

Sadist ♦