De nuevo entre la sociedad. [Libre.]

¿Hace cuánto tiempo no hacía eso? Salir, comprar un periódico por unos cuantos dólares que Arbitro le dejaba para pasajes y otras cosas, y subirse a uno de los tranvías que tomaba una muy larga ruta en San Francisco. No era que le gustase perder el tiempo en esas pequeñeces, pero pensaba que necesitaba un cambio de rutina, algo que siempre le gustaba hacer a solas. Había tomado un asiento al final del Tranvía, y abriendo su periódico comenzó a iniciar lectura en esa fresca mañana de invierno.

Las horas comenzaban a pasar, pero a pesar de que las secciones no eran muy interesantes las leía todas. Parecía deslizar la vista por cada párrafo por mero entretenimiento o paz, y mientras las personas subían o bajaban él se quedaba en su sitio. Únicamente el chofer se daba cuenta de que había un alto hombre moreno al fondo del transporte con un gran periódico, y algunas veces estuvo prediciendo en qué parada se bajaría, pero después de algunos intentos fallidos desistió. Claro que el moreno nunca lo hubiese supuesto.

Los aromas cambiaban una y otra vez conforme las personas entraban, y cuando uno parecía agradable y femenino levantaba la vista del periódico con discreción. Eran mujeres de negocios, lo que indicaba que ya era la tarde y que la jornada estaba por finalizar. Comenzó a doblar el periódico y lo dejó sobre su regazo al terminar, lo que causó curiosidad en el chofer. Para terminar su paseo, sacó de su bolsillo una cajetilla de cigarros nueva y se colocó uno en la boca. Comenzó a buscar el encendedor, pero había ocurrido un imprevisto: No traía encendedor. De repente, frente a sus ojos un gentil pasajero le extendió uno...

Otro día más sin que hacer después de una larga semana de entrenamiento; era en lo único que pensaba Sora, sentía que tenía demasiado tiempo libre, cosa a la cual no estaba acostumbrada después de pasar casi toda su vida estudiando u haciendo algún deporte.

Caminando hacia un paradero del tranvía, pateó algo, y al detenerse para observar de que se trataba, no era mas que un inútil encendedor que no le servía ya que no era una fumadora, aunque de todas maneras lo guardo por si veía que alguien lo necesitase o por si veía algún fumador para regalárselo.

Apenas logró llegar al paradero y ya había un tranvía que estaba por partir, así que corrió a él logrando llegar. Una vez adentro comenzó a pensar hacia donde podría ir, realmente quería salir a darse un paseo por más mínimo que fuera o si lograba ver algún lugar tentador para comer se bajaría e iría a por él, ser militar tenía sus buenos beneficios aunque no estuviera con el uniforme puesto. Cuando se decidió que haría una de esas dos cosas de todas formas, avanzó hacia el fondo, esperando a que hubiera algún puesto vacío, y lo encontró, la verdad habían varios a pesar de la hora, pero uno le llamó la atención ya que al lado de éste se encontraba justamente lo que esperaba encontrarse pronto, un fumador que por buena o mala suerte, le faltaba un encendedor. Se acercó hasta quedar frente de él extendiéndole lo que le faltaba mientras le dirigía unas palabras: -Necesitas esto ¿No?- dándole una buena sonrisa amable para después agregar antes de que el otro le respondiera: -Te lo regalo, no me es útil- y tras eso, se sentó al lado de él, mirando al exterior sin esperar que el otro le volviera a dirigir la palabra.

El encendedor se colocó frente a su rostro, y al escucharla decir que no le era útil sonrió a medio lado y lo tomó. Creó un poco de chispa y luego la flama apareció, acercándola hacia la punta del cigarro el cual se encendió y luego desprendió una taciturna cantidad de humo. El verdugo conservó la vista hacia el frente, pero luego el tintinear de un par de placas llamó su atención. Miró a la chica de reojo y luego la registró con la vista, encontrándose con los naipes.- Jo... -Exclamó interesado. Llevó la mano hacia el Rey y luego comenzó a jugar con este.- ¿Obtuviste esto legalmente, verdad~?

La verdad era que nunca le había importado si los jugadores obtenían legalmente los naipes, le interesaba más que estos le diesen un mero motivo que le pudiese dar la facilidad de atentar contra la vida de los jugadores. Era más interesante que hacer de ese juego una práctica justa.

Le miró sorprendida mientras jugaba con sus naipes, ¿Cómo era es que sabía de Igra, si no llevaba nada que lo demostrase? y si es que se refería a aquello; fue inevitable para ella responder algo nerviosa, no deseaba meter en problemas a nadie. -Claro que sí- le sonrió, -¿Acaso tengo cara de ladrona de tiendas?- preguntó con cierto tono burlesco en su voz, no era para hacerlo enfadar u algo parecido, si no que la impresión la puso así, además de que nadie jamás le había preguntado por esos "adornos", ni siquiera sus compañeros.

A pesar de que respondió se quedó pensativa en todo momento, es que le parecía demasiado extraño, si pregunto eso debía de ser participante del juego aunque no mostrara su placa, si no era un civil normal con curiosidad, ¿No?, aún así estaba confusa, por lo que prefirió salir de sus dudas inmediatamente. -¿Tienes que ver algo con el juego?- dijo con un dejo de pesadez, esperando que eso sirviera para que respondiera rápido y sin rodeos, aunque, si era un civil normal, tendría que pensar con que le mentiría después.

No todas las ocasiones se encontraba con un participante que no conociese de su identidad, aunque la cicatriz que tenía en su frente ya le había dado mucha fama. Entre los concursantes del Igra ya se corrían rumores sobre el Verdugo del Norte con una línea en su frente, la cual no se esforzaba en ocultar. Sonrió levemente, y después de arrojar el humo hacia un costado se quitó el cigarro de los labios y de su costado levantó una funda negra con un tubo dentro, su preciada arma.- ¿Que si tengo que ver algo con el juego? ¡Ja~! Linda, yo controlo el juego. -Ensanchó su sonrisa, colocando el tubo contra la mejilla ajena y presionó despacio.- Te noto un poco nerviosa, ¿Acaso me estás mintiendo...?

Se quedó sin palabras; había escuchado sobre personas que vigilaban que todos cumplieran las reglas y se les decía verdugos, pero nunca había tenido la posibilidad de encontrarse con uno así que con mayor razón no sabía como eran y ahora justamente, tenía uno enfrente que a poco menos la estaba amenazando.

-¿Mentirte? ¿Yo a ti? ¿Qué sacaría con eso?- respondió desafiante a pesar de que tuviera aquel tubo en su mejilla, que en segundos quitó ya que le molestaba e irritaba, odiaba sentirse acorralada y en especial si no había hecho nada.

Miró a su alrededor y notó que algunos susurraban entre sí, "nada que hacer" pensó ella, se dejo estar ya que no le interesaba lo que los demás dijeran; mientras no hubiera violencia todo estaba controlado.

Hechó una suave risilla, después ladeó el rostro a un costado con un tono juguetón, después apartó la tubería y sacó algo de su bolsillo, era una pequeña placa la cual cubrió con los dedos para que no viese su valor, la cual elevó frente al rostro de la chica y luego guardó en el bolsillo de su pantalón.- Si juegas un rato conmigo, te regalaré una placa. No necesariamente tendrías que vencerme ... No podrías. -Dijo algo altanero, aunque uno nunca sabía con quién podría toparse en esos días. Aumentó su sonrisa, apoyando la funda contra su hombro.- ¿Qué dices?

Miraba su naipe curiosa a pesar de que no se veía cual era, ¿Para qué se lo estaba mostrando?, no supo predecir que se traía en manos aquel tipo hasta que le habló de un juego que de por si eso le parecía interesante, estaba aburrida y no le caería mal algo como una "competencia" quizá, sólo le quitaría la parte de "te regalo una placa", ¿Acaso se veía tan débil o algo parecido que tuviesen que regalárselas?, eso no se lo aceptaría, así que se lo aclaró: -Si yo quisiera podría vencerte ¿No crees?, así que si quieres juego contigo, pero quita eso de la placa, puedo conseguirla por MIS propios medios- recargó la voz en lo último, se había molestado un poco aun que no tanto como para que se le notase, así que espero a que le dieran las instrucciones de lo que se venía algo impaciente.

Lanzó una corta risa cuando la chica se mostró tan obstinada, pero aquello le había agradado.- Ojalá nunca tengamos a alguien como tú de Verdugo, creeme que nos arruinaría el negocio. -Se levantó del tranvía y después se asomó por una ventana. Sujetó por una esquina la funda con su tubería dentro.- Busquemos un lugar en privado para poder pelear. Uno demasiado desolado, no suelo portarme bien. -Ladeó el rostro su hombro para poder observarla, e indicándole con la cabeza que le siguiese saltó del tranvía de una manera natural, avanzando hacia un callejón que pensó, daría hacia un lote valdío.

"¿Arruinar el negocio? ¿Por qué?", era lo que pensaba al oír su despreocupado comentario según ella, no lo captaba, pero de todas maneras no le importaba.

Le miraba curiosa mientras se levantaba, iba enserio; no era que la idea le desagradase u algo, de hecho estaba algo emocionada ya que tendría algo que hacer, Aunque sonaba algo inmaduro al decirle esas palabras, aun mas con el tono de arrogancia que usaba, de todas maneras, ¿A que se refería con que no solía portarse bien?. Sora se preguntaba si llegara a saber que es una miliciana y de las mejores... ¿Cambiaría eso en algo su opinión y postura hacia ella?. De igual forma la propuesta de ese hombre le atrajo... no sé si sería por su seguridad que deseaba ver acabada cuanto antes o si fue para medir lo que una militar de su "país" bien entrenada como ella pudiese hacer contra este "verdugo".

Tenia muchas dudas sobre ese hombre, no sabía si pelear directamente con él o evitarlo hasta un próximo encuentro, pero lo que más se preguntaba era sobre cuáles serán las habilidades a las que se refiere cuando dice "No suelo portarme bien"... Le bastó con que el tranvía disminuyese un poco su velocidad para que se decidiera. Saltó de éste al igual como había hecho anteriormente el pelinegro, corrió hasta estar lo suficientemente cerca de él y a paso lento comenzó a seguirlo, sintiendo aún en su espalda las miradas de las personas que estaban en aquel tranvía.

Spoiler: