Escapando [Libre]

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Para algunos, el parque de diversiones era un lugar lleno de atracciones para disfrutar en familia o con amigos, un lugar donde podían pasar el día a carcajadas, disfrutando de las maravillas de la tecnología moderna en juegos. Montañas rusas, sillas voladoras, rueda de la fortuna y hasta la casa del terror eran algunas de las atracciones que podían disfrutarse en ese lugar. Niños y adultos por doquier, gritos proveniente de los juegos más terroríficios, largas filas era sólo algunas de las cosas que completaba aquél escenario de alegría.

Sin embargo, para otros, el parque de atracciones no representaba más que un negocio, uno que sólo algunas personas del bajo mundo conocen, popularmente mencionado como lavado de dinero. Como tal, también era sede de algunas serias y hasta peligrosas reuniones. Aquél día, por ejemplo, había sido sede de una reunión entre aquellos que manejaban el lugar y la familia Cavallone de la mafia siciliana. Por consiguiente, el mismo líder de la mafia, Dino Cavallone, se encontraba allí.

Una vez terminado aquél tedioso encuentro, el líder Cavallone decidió, aprovechar el lugar en el que se encontraban, dándose un paseo por el sitio con sus subordinados cerca, protegiéndolo en todo momento- aunque era obvio que Dino no hubiera tomado tal decisión si no estuviera completamente seguro de que los otros no buscarían matarle por algún motivo y, de hecho, no les convenía hacerlo ni intentarlo, al menos no por el momento-.

Se sentó en una de las mesas exteriores de aquellos lugares que, dentro del parque, vendían comida chatarra estadounidense. Tenía sed y algo de hambre, por lo que pidió a sus hombres que le comprasen algo y estos así lo hicieron, sólo para luego quedarse cerca suyo, vigilando su alrededor. El único que se sentó con él fue un hombre de unos 50 años, quizás el más grande del grupo, poco agraciado de rostro, de cabello negro y blanco en su flequillo y algunos mechones delanteros, de anteojos, grueso vigote y vestido de traje negro- al igual que el resto de los subordinados de Cavallone-.

Dino tomó el vaso de plástico de la gaseosa que había pedido y comenzó a beber de ella mientras escuchaba lo que su subordinado y mano derecha le decía.

-Bossu, antes de entrar a la reunión me pidió que le recordase poner el naipe a la vista cuando saliéramos de allí-comentó el hombre mayor mientras veía como su jefe se sorprendía de haberlo olvidado completamente.

-Jajaja. Tienes razón Romario! Gracias por recordármelo- respondió Dino, quien rápidamente sacó un colgante con un naipe- aquellos que te revelaban como participante del Igra- del bolsillo de su abrigo y se colocó en su cuello. No quería tener aquél identificador en asuntos de la mafia ya que podía ser peligroso, especialmente para sus hombres que no estaban al tanto de la situación, por lo que no tenía más opción que ocultarlo de vez en cuando, aunque eso vaya en contra de las reglas.

-Por cierto, Bossu. Ha tenido ese naipe puesto casi desde que llegamos a San Francisco y le ha estado prestando demasiada atención, colocándoselo o quitándoselo todo el tiempo ¿Qué es ese naipe?- le cuestionó mirándolo de forma intrigante y en cuanto el menor escuchó aquella pregunta, casi se atragantó con la bebida.

-No es nada, Romario. Sólo moda- contestó no queriendo darle un significado más profundo.-¿Quieres subirte a la montaña rusa conmigo después de comer?

Aquella última pregunta sirvió para cambiar de tema y desviar la atención de su subordinado y, al parecer, había funcionado. Aunque lo más probable es que Romario continuase sospechando del nuevo accesorio del menor, pero prudente como siempre había sido, esperaba el momento hasta que éste quisiera contárselo.

-No creo que sea una buena idea, Bossu- dictaminó el hombre.